CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO


La elección de un/x analista en tiempos de crisis y domesticación (consideraciones sucintas) Por Teodoro Pablo Lecman

ANALISIS PREVIO DE

Osvaldo Buscaya

6 enero 2024

a) {Nos preguntamos si todo el planeta no es ya una institución total, al estilo de las definidas por Erving Goffman[1], que se hizo internar ex professo en una de ellas para estudiarla. Pero de la cual ahora ya no se puede salir, porque el planeta es una institución totalitaria global, desde el punto de vista económico, político y psíquico, mucho más que “total”.}

Pues, en mis notas precedentes, en el Siglo XX, indicaba que inevitablemente todos deberemos integrarnos al experimento mundial, que integra verdad y mentira siendo notable el condicionamiento en la estructura de “estos psicopatológicos” en el poder involucrados en un control con finalidades especificas en el desarrollo biológico y mental de la población mundial; Lo experimentado como civilización nace en una dinámica, que atribuyo en el hecho de estar todos, en un “laboratorio” en una convivencia común con las peculiaridades de las especies animales vivas. En ese orden convivimos todos en nuestro habita del planeta. En esta evolución del “laboratorio” común milenario, en sus distintas áreas, hoy, está totalmente integrado con más de 8.000 millones de “simios evolucionados” en sus peculiaridades de desarrollo intelectual y técnico logradas a partir del tallado de rocas, para utensilios y armas llegando al actual predominio, que determinamos científico en el desarrollo Copérnico, Darwin, Freud, entre otros. El control del “laboratorio” dentro de las especies, no lo tendrían los insectos, las aves, los roedores, etc., sino nosotros los “simios evolucionados”. Ahora bien, dentro de los bonobos mucho menos agresivos que el chimpancé, considerado un animal pacífico dispuesto a cooperar en el “laboratorio”, podemos obtener resultados, como individuos sociables y amigables aparente clave dentro de las sociedades humanas para trabajar en armonía a gran escala.

b) {Lo que de otro manera para Agamben (Homo sacer) define al lazo social actual como concentracionario, o sea, que sigue el modelo de un gran campo de concentración. Dos primeras cuestiones se suscitan así: 1) la institución total, tal como la define Gofmann es una institución de la cultura que abarca todos los aspectos de la vida (y de la muerte) mientras se está en ella: un barco, una prisión, un hospital, un manicomio, etc. 2) ¿cómo se puede analizar algo de lo que uno forma parte indisolublemente y en lo que está sumergido? Ante esta paradoja Gofmann optó por hacerse internar y desde esa posición hacer su estudio, que da lugar a un cierto plano de la microsociología así como otros (Ginzburg, Revel, jeu d’échelles) propusieron el de la microhistoria.}

Pues, a partir de Freud comprendemos, que nosotros los “simios evolucionados” estamos regidos por el inconsciente donde lo habitual en nuestra actividad, es fácilmente la regresión al mismo; un inconsciente que no reconoce limitaciones en satisfacer su placer. Es decir, que la aparente personalidad de “simios evolucionados” en los científicos actuales, inscribe en los mismos una disimulada conducta que les permite con su lenguaje, manejo de estructura científica utilizados como armas, transformados en el lenguaje común en “simios regresivos con navajas técnicas/científicas”. Nunca deje de considerar que el holocausto era y es latente: Hoy, el poder total planetario les permite encubrir y manipular enredando con el discurso ya no solo la verdad y la mentira de lo denominado científico, sino el diseño condicionante de una psicosis planetaria. La elemental semiología psicoanalítica contundentemente, nos expone una precisa situación psicológica de estos actores.

Esta identidad psiquiátrica de paranoia y psicosis entre el Nuevo Orden Mundial, y la misma población global total, “juegan” dentro de un gran riesgo, con menos espacios para aislarse, manifestando una alteración psicológica aguda de ansiedad, pánico, depresión, trastornos de adaptación, implicando riesgo de daño personal o interpersonal agresión, suicidio, homicidio; Una población mundial que evidencia un comportamiento profundamente desorganizado psicótico y delirante como el Nuevo Orden Mundial; El planeta en su totalidad es una enorme institución psiquiátrica, donde el propio paranoico y psicótico Nuevo Orden Mundial, está incluido como componente en la clasificación de los primates que subsume a los humanos.; Es decir el carácter paranoico y psicótico del Nuevo Orden Mundial está absolutamente interrelacionado con sus propios “creados pacientes” en una acción mutua, pues habitan el mismo “ecosistema” en la totalidad del planeta que nos deja ante el hecho que, tanto, el Nuevo Orden Mundial y la población total global como sus “creados pacientes” se ajustan atrapados y abrazados mutuamente en un destino común, al idéntico carácter paranoico y psicótico de su propia destrucción.

Correspondería que, quienes se adjudican representar el psicoanálisis en el orden mundial y local, evaluar el proceso en el programa del poder global sobre la masa planetaria en el Siglo XXI.

Hoy, ya, es tarde

La revolución configurativa en el Siglo XXI

Osvaldo V. Buscaya (OBya)

Psicoanalítico (Freud)

4 de enero de 2024

Buenos Aires

Argentina

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La elección de un/x analista en tiempos de crisis y domesticación (consideraciones sucintas)

19/12/2023

Por Teodoro Pablo Lecman


Si aplicásemos apresuradamente el esquema de “institución total” -definido por Goffman- para la elección de un/a analista en nuestro mundo de crisis globalizada, saltamos a cantidad de paradojas. Dos primeras cuestiones se suscitan: 1) la institución total, es una institución de la cultura que abarca todos los aspectos de la vida (y de la muerte) mientras se está en ella: un barco, una prisión, un hospital, un manicomio, etc. 2) ¿Cómo se puede analizar algo de lo que uno forma parte indisolublemente y en lo que está sumergido? Valgan ideas para pensar aristas del psicoanálisis contemporáneo y de sus psicoanalistas…




Nos preguntamos si todo el planeta no es ya una institución total, al estilo de las definidas por Erving Goffman[1], que se hizo internar ex professo en una de ellas para estudiarla. Pero de la cual ahora ya no se puede salir, porque el planeta es una institución totalitaria global, desde el punto de vista económico, político y psíquico, mucho más que “total”.


Lo que de otro manera para Agamben (Homo sacer) define al lazo social actual como concentracionario, o sea, que sigue el modelo de un gran campo de concentración.


Dos primeras cuestiones se suscitan así: 1) la institución total, tal como la define Gofmann es una institución de la cultura que abarca todos los aspectos de la vida (y de la muerte) mientras se está en ella: un barco, una prisión, un hospital, un manicomio, etc. 2) ¿cómo se puede analizar algo de lo que uno forma parte indisolublemente y en lo que está sumergido?


Ante esta paradoja Gofmann optó por hacerse internar y desde esa posición hacer su estudio, que da lugar a un cierto plano de la microsociología así como otros (Ginzburg, Revel, jeu d’échelles) propusieron el de la microhistoria.


Si aplicamos apresuradamente ese esquema a la elección de un/a analista en el mundo en esta enorme crisis global, saltamos a cantidad de paradojas: por un lado no se puede definir claramente nada total ni totalitario en un sistema global que es la totalización de todas las totalizaciones y que no puede destotalizarse para retotalizarse en un movimiento integrador posterior (al estilo del Sartre de la Crítica de la razón dialéctica). Y que es una “enfermedad de la mentalidad” (Clérambault-Lacan) del consumo, el poder, el odio y la trivialidad universal.


Por otro lado lxs analistas actuales están repartidxs en numerosas instituciones de afiliación nacionales e internacionales privadas, un tercer sector no afiliado e instituciones estatales tipo centros de salud mental y hospitales.


Por último el psicoanálisis y la cultura han estado siempre en crisis recíproca desde el principio del siglo XX, lo que se evidencia en el Malestar en la cultura. Sin contar el fundamento antropológico de la cura en la cultura (Roudinesco, Ellenberger) y la condición humana (ver fábula romana de la Cura en nuestro Cuestiones de la Clínica I).


El paciente que no tenía transferencia


El paciente, afectado por el pathos (terror y piedad de Aristóteles) cae en una peyorización logocéntrica del pathos vía Kant: en lopatológico, y en una ulterior peyorización de los standards del logos tecnocrático total del sistema vía DSM y otros artefactos y robots, se encuentra así inmerso en una difícil elección. O ve que los artistas tienen sus “terapeutas” para todo uso (una muy conocida dice que tiene dos, y que el “lacaniano” es el que sirve para pegarle con todo).


Primero, no sabe lo que es un/a analista o cree saber quién no lo es (según Éric Laurent, Paradojas de la identificación). Si su referente es Freud nunca va a encontrar un igual a quien dijo el psicoanálisis es mi obra (y lo justificó con creces con su vida y obra misma).


La dimensión fundamental del inconsciente, por otro lado, será confundida muchas veces con la mistificación mathémica, o la mala fé sartreana. A lo sumo verá que algunos de sus “analistas” consultados responden desde distintos puntos de sus posiciones dogmáticas y a veces en virtud de esto conciben la transferencia e incluso lo traumático o no[2].


Colocado en la posición paradójica de Goffman no sabrá para dónde rumbear.


La pregunta por el instrumento


Si quisiera saber cuál es el instrumento principal del psicoanálisis, la asociación libre, verá que muchos de los candidatos a analistas sobre todo después del estado de sitio del covid usan “ovejas eléctricas”[3], ratones y pantallas. Es decir, sobre todo covid y comodidad mediante, prefieren la comunicación telemática, más económica que poner el cuerpo y más rendidora monetariamente. Pero Freud ya dijo que la transferencia no puede derrotarse in effigie o in absentia.


La pregunta por la formación


Más allá de la cuestión inicial del análisis profano que conmovió al psicoanálisis (Freud, Die Frage der Laienanalyse) verá que muchos se siguen titulando psicoanalistas médicos, o psicólogos, o terapeutas, etc. Y refiriéndose a hospitales, clínicas, universidades y distintos institutos de referencia grupal y formativa heterogéneos y dogmáticos. Por eso hemos postulado que la formación del analista es un Bildungsroman, una novela de formación compleja, que pasa por varios análisis propios e instituciones[4].


La pregunta por el poder


Tristemente, verá, sobre todo en Buenos Aires, que en el sector privado muchxs aspiran a quedarse del lado de lxs vencedorxs económicos formadorxs de precios, sobre todo actualmente, en medio de un feroz ajuste[5].


La pregunta por la coincidencia


El encuentro de un/a analizante y un/a analista será la convergencia en algún punto de vidas distintas, con una gran continencia solicitada al/la analista y una tolerancia al sufrimiento exigida al/la analizante con toda la pericia que se le pueda aplicar[6]. Nos olvidamos sintomáticamente como factor decisivo del análisis el de la sexualidad en todas sus implicancias, que llamaremos genéricamente bisexualidad en un amplísimo sentido


La derivación, inspirada en alguien al que le fue bien, una recomendación u otra causa, será algo a tener en cuenta.


La reconciliación con lo reprimido es otro requisito, tanto del lado del/la analista como del/la analizante.


Habrá también otras cuestiones en estos tiempos de crisis global y cada unx las verá en su caso e historia singular.


Arte*: https://arthive.com/fr/renemagritte/works/333257~Thrapeute


Magritte (1898 – 1967) ha sido uno de los pintores surrealistas más destacados de Bélgica.


[1] https://www.academia.edu/42941481/Goffman_E_2001_1961_Internados.


[2] Sorprendente afirmación transitivista textual de un analista de muchos años a uno de sus pacientes: “vos no sabés lo que es la transferencia”. Mientras él atendía minutos, maniobrando su computadora y no se acordaba para nada de que su analizante le había regalado su primer libro traducido. Ver el amor Lacan de Allouch. Otro viejo texto de hace muchos años cuenta que ya se está experimentando en condicionar a ratas para asociar situaciones con sentimientos arbitrariamente: por ejemplo que sientan displacentero comer. Prometen que se aplicará a los efectos del trauma en los humanos, para desacondicionarlos a los traumas (¿o para que los vivan como placenteros?).


[3] Terrible obra de ciencia ficción de Phillip Dick que ya predecía características del mundo global actual.


[4] No consideramos otro tipo de “terapias” no analíticas en tanto no son más que adaptadoras al sistema global y abundan en los medios. Un texto del 2014 anuncia: “Un grupo liderado por el japonés Susumu Tonegawa, Nobel de Medicina en 1987, publica hoy en la revista Nature los resultados de unas pruebas en las que han logrado que los roedores asocien con emociones placenteras recuerdos creados en situaciones de miedo y, a la inversa, que los momentos agradables se tornen en recuerdos relacionados con el estrés.” (Clarín, 28 agosoto 2014). Una forma de matar la ética de la memoria.


[5] Ya en 1980, en Caracas, los colegas psicoanalistas estaban fascinados porque dado el cambio, aquí se cobraba la sesión 100 dólares más o menos. Creemos que una especie de Colegio de ética psicoanalítica general que no estuviera sometido totalmente al mercado podría tratar de delimitar incumbencias, responsabilidades e incluso fondos de pensión para el retiro y la enfermedad. La Ley del psicólogo en cuyas bases trabajamos en el año 84 tocaba el tema pero como la incumbencia del psicólogo para el psicoanálisis y no la incumbencia de cualquier psicoanalista formado específicamente en ello, cosa que era la posición de Freud. Tema muy difícil pero sería bueno que no todo esté sujeto a las mismas reglas de mercado de una profesión liberal independiente o de instituciones corporativas que se dedican a reclutar y propagandizar cada uno para su dogma o su fama. No es eso lo que proponía Freud en Los caminos de la terapia psicoanalítica, donde se imaginaba clínicas psicoanalíticas populares, ni otras clínicas e instituciones de educación muy florecientes en el campo germano hasta que el nazismo arrasó con todo. La misma Anna Freud y muchos psicoanalistas trabajaron en ese tipo de instituciones.


[6] Cuestiones de pertenencia al mismo espacio, gentrificado (por ejemplo villa freud y otros) o no, círculo social y gustos no dejan de influir a veces, coincidencias ideológicas y actitudes vitales también.